Aquí va un regalo. De lo poco que quizá pueda dar. Mis versos, una vez escritos, ya no son míos. Aquí os los dejo, aún con el buen sabor de boca del recital de ayer, en un formato más amable que la palabra cruda sobre el papel en blanco. Por si os gusta, por si os dice algo, por si os inspira. Con esta inicio una serie de imágenes para compartir con versos míos a modo de material poético de andar por casa (y por redes). A falta de libro publicado, estas pildoritas pueden ir supliendo la necesidad que tengo de gritar. Que les guste.
Los primeros versos, necesariamente, tenían que ser estos. De ‘Alabanza de las piedras’. Habrá más.
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