poesía

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Decíamos ayer…

No para el mundo de dar vueltas. No se detiene. El tiempo sopla como un viento suave desde el cosmos haciendo girar a La Tierra sobre su eje. Cada día. Cada hora. Cada instante. No se detiene. El otoño, en estas fechas, también llega con todos sus efectos a las hojas del calendario desparramándolas por los suelos. No nos hemos dado cuenta y el año se ha ido. Sin embargo el mundo, con su contundente rutina, con su indolente y gruesa inercia, no ha parado de dar vueltas, no ha dejado de girar.

Las imágenes que muestran el vídeo que encabeza estas letras fueron tomadas desde un satélite espacial ruso en el intervalo de días comprendido entre el 15 de mayo de 2011 y el 19 de mayo de ese mismo año. Lo que ustedes están viendo, sin darse cuenta, es el 15-M desde el espacio. Ni más, ni menos. Asombroso, ¿verdad? No se oyen los cantos, los «sí, se puede», los «no nos representan», no se ven las grandes lonas azules ni las quechuas, pero están ahí. Entre ese baile cíclico del Sol sobre los océanos y esas nubes derramándose desde la atmósfera estamos nosotros, está usted, comenzando a soñar un tiempo nuevo. Con todo, desde la perspectiva de las estrellas, casi ni se intuye. Bien es cierto, valga como consuelo, que la cámara no nos enfoca, pero tenemos que asumir que, en justicia, ese cambio no se ve en las imágenes.

El tiempo y la esperanza que no se ven, pero están.

Quizá por la cada vez mayor elasticidad de mis horas o tal vez por las tres incómodas, indeseadas y prepotentes canas que me han salido en la barba, este año el tiempo y su paso están ocupando mis reflexiones (y mis versos) mucho más de lo que hubiera podido prever. Me agobia a la par que me fascina la plasticidad del tiempo, esa capacidad para estirarse y deformarse, la diferencia en los métodos de medición entre un cronómetro y el cerebro. Me agobia especialmente el cronos, ese tiempo cuantitativo que pasa impertérrito y exacto segundo a segundo, que se va y no vuelve, y me fascina hasta la ensoñación el kairós, ese tiempo cualitativo con el que creamos los recuerdos y vivimos el presente, el tiempo medido por momentos que se nos hacen más o menos largos. Hay tantos kairós personales que se pueden colgar del mismo universal cronos… Mientras todo lo que existe se rige por un mismo cronos, cada realidad, cada vida, tiene su propio kairós, su propio tiempo que la hace única. Y todo ello existe a la vez y se confunde. ¿No es fascinante? ¿No es como para estar agobiado y dándole vueltas constantemente?

Me enrollo. Ustedes no han venido aquí a esto. Son los nervios. Hace tiempo (otra vez lo mismo) que no estaba aquí delante.

Volvamos al planeta con su rotación indiferente. Por mucho que hayan visto el vídeo, por mucho que se hayan fijado, seguirá sin verse la esperanza de la que hablábamos. Pero, sin embargo, sabemos que está. ¡Vaya que si está! Ya estaba antes de ese 15-M histórico y mucho más tras ese estallido en las calles. ¿Lo recuerdan? ¿Estuvieron? (qué de kairós distintos para un mismo cronos). La esperanza, casi como un signo distintivo de nuestros tiempos, ha ido multiplicándose silenciosamente a través de la crisis. De hecho ha sido la propia crisis (sistémica, no económica) la que la ha impulsado, la ha reforzado, la ha convertido en la única opción realista y revolucionaria. Una vez, allá en Honduras, le pregunté al sabio Don Moncho cómo era capaz de mantener la esperanza ante tanta miseria y tanta injusticia. Él, con ese centelleo en los ojos que abrasaba conciencias, respondía claro: «Es lo único que me queda, lo único que tengo. No pienso permitir que me lo quiten». La esperanza es la revolución de nuestros días. A mayor miseria, mayor esperanza. Nos declaramos en resistencia porque hay esperanza de hacer las cosas de otra manera, porque se puede.

Lo he vuelto a hacer. Aún no les he explicado por qué escribo esto. Qué hago otra vez aquí.

Ha pasado el tiempo. Exactamente 293 días desde la última vez que escribí un texto personal para este blog. Nueve meses (un embarazo) desde mis últimas palabras en el Mundo de Mañana. Ha pasado el tiempo y, entre medias, ha pasado una campaña electoral, kilómetros de carretera y horizontes, encuentros fundamentales, una victoria, diez mil luchas, varios escenarios, la vuelta de la poesía, algún susto, tres trabajos, doce alumnos, Alcorcón, El Escorial, peleas con el QuarkXpress y los horarios de los buses, cuatro bodas, tres superlunas, dos visitas al Congreso, la playa, el mar y la vida. Ha pasado el tiempo y pareciera que no. Hace un año no tenía trabajo y hoy fíjense cómo estamos. Ha pasado muchísimo tiempo y no. No para el mundo de dar vueltas.

Lo que no ha pasado, lo que ha aprendido a crecer, es la esperanza. Esperanza como lema y motor de esta página. Esperanza como objetivo y foco de mis esfuerzos. Esperanza (ya lo decía arriba) como revolución. Por eso estoy otra vez aquí. Por eso no he querido esperar a tener nada mejor que contar. Por eso he querido que este cronos (1 de diciembre, primero de mes) se confabule con mi kairós (necesito contar, compartir, volver) para relanzar mi ventanita al mundo, el Mundo de Mañana. Así, sin más campañas ni anuncios, sin avisar, como la vida.

No sé qué deparará a esta bitácora en los próximos meses, no sé de qué hablaremos ni cada cuánto. El corazón me dice que el periodismo de batalla se verá algo relegado por las vivencias y las visiones, pero váyase usted a saber. Seguirá habiendo Cuaderno del Sur, porque me lo pide el cuerpo, y Encuesta de la Semana, porque me divierte. Pero más allá de eso no sé, en esta noche que de nuevo se me está yendo de las manos, hacia dónde navegaremos. Con el bauprés enfocado al Sur, un mar completamente en calma y una bruma gris que desdibuja el horizonte sólo soy capaz de pensar en dos palabras. Sólo me apetece responder ante ellas.

Libertad. Autenticidad.

Es la hora.

Bienvenidxs de nuevo a el Mundo de Mañana. Zarpamos.

«Como buscarte sin saberte aparecida».

aparecida

 

Nueva pastilla poética semanal. Para enamorad@s, confus@s, viajer@s, sedient@s de horizontes y visitantes de lechos ajenos en general. No dejen de besar por miedo a no besar más. Los besos que no se dan, se pierden. ¡Buen fin de semana! (y que les cunda…)

Los poetas no deberían morir. Adiós, Juan Gelman.

juangelman

Ha muerto Juan Gelman. Tuve la ocasión de entrevistarle cuando le concedieron el Cervantes en 2007. Mirada sincera y oportuna. Verso certero y desnudo.

Habiendo tantos banqueros, los poetas no deberían morir.

«No es para quedarnos en casa que hacemos una casa
no es para quedarnos en el amor que amamos
y no morimos para morir
tenemos sed y
paciencias de animal».

Descansa, al fin, en paz.

«Tras mi jornada buscaré entre tus faldas más besos cálidos.»

tras mi jornada

Nueva pastilla poética con briconsejo infalible para estos días de frío. Siempre hay que encarar las dificultades en clave de oportunidad, amiguitos y amiguitas.

¡Buen fin de semana! ¡Nos vemos el domingo en El Despertar para la presentación oficial de mi libro ‘Cuaderno de Bitácora’! ¿Lo habéis comprado ya? ¡Venga, que se acaban!

¡Presentamos ‘Cuaderno de Bitácora’, el nuevo libro de el Mundo de Mañana!

 

¡Nuevo libro de el Mundo de Mañana ya a la venta!

¡Nuevo libro de el Mundo de Mañana ya a la venta!

Ya está aquí. Tras muchos meses esperándolo y algunas semanas anunciándolo, ya está aquí. Tal y como os informábamos a través de la encuesta de la semana y las redes sociales, ha salido a la luz ‘Cuaderno de Bitácora’, mi primer libro y también el primero de el Mundo de Mañana. Es una satisfacción muy grande y todo un lujo para mí el poder contároslo personalmente a todos los mañaneros y las mañaneras a través de esta página. Actualizaciones como esta son las que compensan entradas con realidades más tristes e injustas. De vez en cuando, también apetece dar noticias buenas.

Como os digo, saco libro y un libro este muy relacionado con el Mundo de Mañana. El proyecto ya se medio anunciaba en los objetivos del crowdfunding en el que nos embarcamos en el mes de junio, en el que adelantábamos la publicación de un compendio con los mejores artículos de lo publicado hasta ahora. Así, en cuestión de medio año y en gran parte gracias al impulso de vuestro apoyo, llega para cerrar el año con broche de oro este ‘Cuaderno de Bitácora’ con las diez mejores historias de la página, el cuaderno de Nicaragua y un relato inédito sobre la realidad cotidiana de El Gallinero. Una selección recogida en 86 páginas que publico a través de la editorial Bubok, una plataforma on line de autoedición (ya llegará el día en el que la fama ponga a nuestras puertas a varias editoriales pegándose por conseguir nuestros textos y pretendan untarnos con sus premios…).

El título, ‘Cuaderno de Bitácora’, refleja, obviamente, el lugar de nacimiento de los textos que se ofrecen, pero también juega con el símil marinero. El libro no deja de ser, con sus rutas, sus paisajes, sus experiencias y sus reflejos, el cuaderno de viaje en la travesía de mis dos últimos años de vida. De ahí que la selección de las diez historias sea profundamente personal y alejada, hasta cierto punto y relativamente, de la actualidad. Dejo las noticias para el digital. Al papel he querido trasladar aquellas vivencias que no quiero que se lleve el viento.

Como podéis ver, la cosa puede ser apetecible, más en estos momentos del año en los que es más fácil sacar tiempo para leer y para regalar (guiño, guiño). Podríamos decir, exagerando cual periodista, que es casi una pieza de colección para los seguidores de el Mundo de Mañana, un libro que está pidiendo a gritos vuestra estantería, oh mañaneros y mañaneras!

¿Cómo conseguirlo? Muy sencillo, sólo tenéis que pinchar en este enlace y os lleva directamente a la librería de Bubok. Allí, por diez leuros de nada, podéis haceros con la edición en papel y por cuatro leuros con la edición para ebook, que de todo habrá. También podéis acceder pinchando en la imagen que abre el artículo (que no es otra que la portada del libro), os llevará hasta ese mismo sitio. ¡Y, oye, si os gusta la cosa y creéis que merece la pena, no dejéis de compartirlo con vuestros conocidos!

La presentación oficial en sociedad será este domingo en un recital (el último del año) que daré ex profeso en el café El Despertar (C/Torrecilla del Leal, 18; <M> Antón Martín) a eso de las 21:30. ¡Si ya os habéis hecho con vuestro ejemplar, os lo firmo! ¡Venid, anda, que va a ser un recital con banda y muchas sorpresas!

¡Espero que os guste! ¡Gracias por vuestra confianza!

«Dejadme tocar la utopía (recorrerla).»

Dejadme

Nueva pastilla poética para comenzar la semana, y con esta van cinco ya para la colección. En este caso, un canto a la utopía pero, por encima de todo, una reivindicación de la libertad y la autenticidad. Una petición educada pero imperativa y sin opción a réplica de vivir como uno quiera vivir a pesar de los riesgos. Una declaración de intenciones frente a los «deberías hacer esto o esto otro», «ya lo sabía», «te lo dije», «por ahí no vas a ningún lado» o «no se puede».

Sirva, ya de paso, para anunciar que esta semana cumplimos sueños y rozamos estrellas con las manos. Este jueves 5 de diciembre, coincidiendo con la fecha de mi próximo recital, saldrá a la luz el libro en el que llevo trabajando con cariño desde hace un tiempo y del que ya hablé por encima en los objetivos del crowdfunding que tanto nos ha unido. ¡Qué ganas! Va a ser una autoedición en la plataforma Bubok con distintos pedacitos de distintas realidades. Por ahora, no os doy muchas más pistas. En menos de tres días, os cuento todos los detalles de este ofrecimiento de fin de año a todos los seguidores de la página. Y, si os pasáis por el recital, nos lo contamos en directo y lo compartimos.

¡A soñar, mañaneras y mañaneros! ¡A soñar que es tiempo de esperanza y toca gritar que sí, se puede!

«¡Llamen a la poesía!», de una vez, maldita sea…

llamen a la poesía

Nueva pastilla poética de regalo, y con esta van cuatro. Lo que parece que va a convertirse en una sana costumbre semanal esta vez llega en clave reivindicativa y necesaria. Frente a la Ley Anti 15M y una policía cada vez más blindada y reforzada, no nos queda otra que llamar, a voz en grito, a la poesía. Convocarla como a un sortilegio que nos saque de este adormecimiento colectivo y nos dé alas y brazos. Poesía como la de Neruda o la de Alberti, versos como los de Gioconda Belli que nos arranquen de este sueño y transformen con contundencia este sistema caduco, obtuso y represor.

¡Hay que integrar el Cuerpo Nacional de Poesía! ¡Poetas del mundo, despierten!

¡Que alguien llame a la poesía!

Una reflexión ante dos insectos prehistóricos haciendo el amor.

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De entre los miles de titulares y noticias que anegan nuestros ordenadores, nuestros teléfonos, nuestras redes sociales y nuestras ru(e)tinas, el otro día me sorprendió esta. El redactor, alejándose lo más posible de la poesía, titulaba: «Descubren el fósil más antiguo de pequeños insectos copulando». La imagen principal es la misma que encabeza este artículo y que lleva una semana rondando por mi escritorio. Dos insectos frente a frente en un abrazo de piedra.

«Descubren el fósil más antiguo de pequeños insectos copulando». Y a nadie le sonroja este acto de flagrante voyeurismo. A nadie le preocupa la intimidad más profunda de estos dos insectos a los que el destino les alcanzó quizá en el momento más dulce. Sólo son insectos, puede que pensemos, insectos además pequeños y antiguos. Como si el tamaño o la edad tuvieran la más mínima importancia para estas dos criaturas congeladas en el tiempo, para estos dos animales que se miran a los ojos ya para toda la eternidad, para este abrazo armónico, casi simétrico, de dos partes de una misma cosa. Les miramos y, con nuestra mirada insolente, les hacemos más pequeños. Rodeada de ojos curiosos, de lupas, de microscopios, de cámaras de fotos y vitrinas para especialistas, esta escena de amor animal (y por lo tanto pura) no entiende a qué tanto revuelo, a qué tanta alarma y satisfacción rijosa de científicos solitarios. Quizá, abrumados, se sientan mal, piensen que están haciendo algo inadecuado, algo incorrecto. Puede que incluso se avergüencen, desnudos como están, delante de tanta gente. Quizá sientan ya, ante las portadas de las revistas, que es antinatural ese abrazo infinito. Que no es amor lo que hacen sino una «cópula». Quién sabe si acaso quieran, azorados y reprimidos, separarse, soltarse las manos, desligarse de la dureza del fósil y esconderse hasta encontrar otra ocasión más adecuada y escondida. Tal vez, si lo hicieran, estos dos insectos protagonistas de un amor de antes de las historias de amor no volvieran a llamarse por pura vergüenza. ¡Es posible que estos dos enamorados no volviesen a verse nunca a causa de nuestra curiosidad estéril! Mientras, la imposibilidad de volar de la piedra, les mantiene mirándose a los ojos, dejando entrever en sus pupilas el enrojecimiento de las mejillas que la ceniza prehistórica oculta. Nadie les ha preguntado.

Sin embargo, todo tiene un sentido. Lo explica el investigador Dong Ren de la Universidad Capital Normal en China, el descubridor de hallazgo, el primer voyeaur. «Este raro fósil proporciona informaciones importantes para comprender sus posturas para reproducirse y la orientación de sus órganos genitales». A Dong Ren nunca le han abrazado así. Nunca ha hecho el amor mirándose a los ojos. Nunca ha conseguido que el tiempo se congele en su dormitorio. No sabe cuál es la orientación de sus órganos genitales. Dong Ren nos enseña a dos criaturas que murieron haciendo el amor. Los periodistas les llaman antiguos y pequeños. Todos hablan de sus complejos y se disfrazan de personajes para justificarse.

Cuando pase el revuelo, cuando ya no sean importantes las posturas en las que uno haga el amor, cuando la censura china lleve al olvido esta imagen antes de que se convierta en un lema revolucionario de amor por encima de la muerte, los complejos y los juicios, estos dos insectos, ya recompuestos, sin el temblor de la reprobación en las palmas de las manos, seguramente volverán a su abrazo tranquilo, pasional y eterno, conectados para siempre por el centro de sus vientres. Y es un consuelo.

¡Hazte con el libro ‘Cuaderno de Bitácora’ de el Mundo de Mañana!

La cita del mes

"No hay nada más poderoso en el mundo que una idea a la que le ha llegado su tiempo".

-Víctor Hugo-

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