Vuelve a abrir sus puertas, tras unas semanas de ausencia, nuestro Salón de Invitados y no podía hacerlo de mejor manera. Hemos ordenado como hemos podido la casa, hemos preparado té, nos hemos atrevido a cocinar unas galletas y hemos aleccionado a la gata Gipsy para que no incordie demasiado. Hoy viene una gran amiga y brillante periodista y la ocasión lo merece. Se atreve a pasar a nuestro Salón ni más ni menos que Pilar Sanz.
Conozco a Pilar desde hace ya más de una década, más concretamente desde los años frescos e inspiradores de la Universidad. Ambos estudiamos periodismo; a ella le cundió y yo… pues por aquí ando, entreteniéndoles a ustedes (un placer). Fuimos compañeros de clase y compinches del mismo grupo de amigos y proyectos dulce y necesariamente utópicos. Pilar hoy es coordinadora y editora de todos los productos en papel del grupo ’20 Minutos’ que van más allá del diario. Se inventó ‘Calle 20’ siendo la vanguardia de lo que hoy es vanguardia. Su olfato le ha llevado a marcar tendencia en lo que a periodismo de tendencias se refiere. Haciendo cierto y sincero el impostado mantra hipster, cuando los demás llegaron, ella ya estaba allí.
Ahora viene a nuestro salón a hacer una brillante reflexión cargada de sentimiento y sinceridad. Lo hace justo en la misma semana en la que su grupo (grupazo) Tiger & Milk ofrecerá un concierto en la sala El Barco de Madrid. Tocarán canciones de su primer disco ‘La cara norte’ (Discos de la Bahía, septiembre 2013), todo un regalo musical cocinado con mucho mimo y mucha personalidad. La primera edición ya está agotada, así que este sábado tenéis la ocasión de haceros con algún ejemplar y disfrutar de la música en vivo del grupo de mi amiga Pilar que, hoy, ha querido contarnos esto:
delEGO
Seguro que os ha ocurrido más de una vez que un reencuentro con gente muy cercana en una época, pero a la que ahora solo veis de cuando en cuando, despierta en vosotros muchos recuerdos y, sobre todo, provoca preguntas. Preguntas sobre uno mismo. Para mí es como tener delante de pronto a mi yo de hace diez años.
No es algo que suceda inmediatamente. Es decir, nos vemos, charlamos, nos reímos, bebemos vino, nos damos cuenta de que todo sigue igual y que, en el fondo, somos los mismos aunque no seamos iguales… Luego viene el paseo a casa. Y los mensajes de “qué bien lo pasamos” y “esto hay que repetirlo”. Entonces es cuando mi cabeza pone en marcha un mecanismo de autoanálisis y reflexión –de esas que todos deberíamos hacer una vez al año-. Se trata sobre todo de asumir quién soy ahora, recordar quién era y hacer balance de lo que ha cambiado, que puede ser todo o casi nada.
¿Quién era yo hace diez años? Una estudiante de periodismo con un trabajo en prácticas mal pagado a media jornada y que la mayor parte del tiempo que pasaba en la facultad era en la cafetería o en el césped (vale, alguna vez en clase). Con los amigos de la fiesta del sábado, claro.
Teníamos una revista de arte y pensamiento, o de cultura y poesía, no sé. Digital (visionarios). Además, yo hacía un programa de radio de dos horas a mediodía, una especie de magazine en el que hablábamos de cualquier cosa, poníamos música y entrevistábamos a los pocos incautos que aceptaban perder su hora de comer en una emisora universitaria. Para los ratos que me quedaban libres me busqué un grupo de música, como si llenar todos los huecos fuese obligatorio para sacarle provecho a la vida.
Entonces me preocupaba que mi firma apareciese bien clara en todas las piezas que escribía y publicaba. Prefería los trabajos individuales a las entregas en grupo ¡qué lata! ¿Por qué había de cargar yo con la inutilidad de los demás? Quería más tiempo en el micro, en la radio y en la música. Me importaba figurar, ser la ‘front woman’ de mi banda aunque me muriese de miedo cada vez que daba un concierto y los nervios me impidieran disfrutarlo. Me hacía gracia que la gente me saludara por los pasillos, encontrarme con medio extraños en los bares por la noche y que supieran mi nombre, aunque al día siguiente se hubiesen olvidado -como si la luz del día les borrara la memoria-.
Es decir, al final todo se reducía a una cuestión de EGO. El yo profesional, el yo artístico, el yo social, el yo… siempre primero el yo, y después todo los demás.
Por suerte es una de las cosas que han cambiado. Que me han cambiado. Supongo que en esa postadolescencia que arrastramos al llegar a la universidad (nos creíamos taaan adultos) nos estábamos buscando todavía; y para encontrarnos, no se nos ocurría nada mejor que poner nuestro EGO por encima de lo que fuese, era nuestra medida del mundo, nuestro número áureo. Nos comparábamos constantemente. Y no veíamos más allá de nuestras narices.
Ahora creo que uno de los ingredientes que no pueden faltar en la codiciada fórmula de la felicidad es la humildad. Tal vez por eso son tan desgraciados los artistas.
Ya no me importa no firmar los textos mientras la gente los lea, los disfrute, le lleguen. Ahora tengo otro grupo de música en el que desempeño un papel secundario pero importante en el todo y me lo paso pipa en los conciertos, porque no me pesa la responsabilidad sobre los hombros. Disfruto del trabajo en común y prefiero que ciertas tareas las haga alguien que sé que es mejor que yo en eso. Me gusta caminar por la calle y mezclarme en la muchedumbre, perderme, ser anónima en los bares para que la noche no me confunda.
Al final se trata de delegar. Yo, ahora, delEGO.
Miro a mi alrededor y veo claro que el yo se diluye cuando eres madre, cuando compartes tu vida en pareja, cuando aprendes a ser buen jefe y a trabajar en grupo, cuando sabes disfrutar del segundo plano. A lo mejor es que he aprendido por fin que no nací para ser protagonista. O nací para serlo solo de mi propia vida.
Ahora sé algo más acerca de quién soy que hace diez años, pero seguro que menos que dentro de otros diez (aunque espero que la próxima fiesta de reencuentro sea antes de que pase otra década, chicos). Por eso supongo que ya no necesito reafirmarme en el yo constantemente ni que me suban el EGO todos los días.
Habrá quien me diga que pasar desapercibido es cobarde, que me falta compromiso con la vida, que estoy alienada, que han podido conmigo… ¡Pero me siento tan tranquila, tan a gusto!
Este es el lugar que quiero ocupar ahora. Yo delEGO, ¿y vosotros?
Tuve el privilegio, allá por los años de Gente en Madrid, de que Olmo González fuera mi fotógrafo de cabecera. Cada vez que surgía un tema interesante en Cultura, había una suerte de acuerdo tácito según el cuál el que se venía conmigo a cubrir el tema o a tirar libros por la calle era él. De esa colaboración salieron, en la mayoría de los casos, temas vibrantes y, por qué no, divertidos, en los que texto e imágenes iban de la mano. En esos años aprendí a no decirle a un fotógrafo «quiero que me saques esto». Quizá porque el ojo fotográfico de Olmo era y es su mayor baza. Sabía dónde había que mirar y eso, amigos y amigas, es fotografía, por encima de técnicas, cámaras de último modelo o filtros de colores. Una de las últimas colaboraciones que hicimos, casi sin ser conscientes de ello, fue tiempo atrás para este reportaje sobre el 15-M que realizamos para la revista ‘Anoche tuve un sueño’.
Hoy llega a nuestro Salón de Invitados, lo cual es un lujo que me apetecía compartir con todos vosotros, y lo hace en mitad de una apuesta personal muy interesante. Desde hace unos días ha lanzado su propio proyecto de crowdfunding, palabra que no le será ajena a ninguno de los lectores de esta página, y lo ha hecho con unos resultados sorprendentes. Su planteamiento era conseguir fondos para poder sacar una tirada de 100 ejemplares de libro de fotografía ‘Supernova’, lo cual consiguió en apenas una semana desde que presentara la idea en redes. Ahora, con los días que le quedan para cumplir el plazo, está buscando subir la tirada a 250/300 ejemplares o lanzarse de la calidad offset digital a offset. Sin duda merece la pena echar un vistazo a su proyecto y apoyarlo para poder llevarse un ejemplar de ese libro a casa.
El texto que deja Olmo para todos los lectores de el Mundo de Mañana es una reflexión breve pero punzante sobre un tema que, sorprendentemente, está mucho más de actualidad de lo que podríamos llegar a pensar: la moral. En apenas siete párrafos desgrana nuestros miedos y nuestros complejos, así como sus posibles causas, a la hora de asumir el protagonismo que nos corresponde en la construcción del mundo que queremos. Una vez más, Olmo deja una prueba de que, el buen fotógrafo, es el que sabe dónde mirar.
Sobre la moral
Comienzo este artículo con una cita de otro aparecido en el suplemento Culturas de Diagonal, en un texto de Alfredo Torrado sobre el documental The Act of Killing, “Cada vez más, la izquierda está perdiendo incluso en el terreno de esta doble moral, tan cristiana, que se conforma con la victoria moral, la condena simbólica, la buena conciencia, la limosna.”
No voy a entrar en la réplica a Torrado, pues comparto muchas de sus apreciaciones, sino que pretendo ampliar la reflexión acerca del origen de dicha moral, doble o múltiple, cuya forma de imposición social, lejos de ser democrática y procomún, mantiene esquemas similares a cualquier forma de imposición del poder dentro de las estructuras verticales capitalistas, la moral nos viene dictada con orígenes muy claros, sin que podamos siquiera poner en cuestión ni su contenido ni el mecanismo con que tenemos que adoptarla.
Resulta curioso, por no hablar en otros términos, que la generación a la que pertenezco, al igual que las anteriores, hayamos crecido consumiendo una historia tan, en teoría, revolucionaria como es la de Robin Hood. Varias películas, libros, cómics, etcétera, muestran la historia de una comunidad que roba, o mejor dicho, expropia a los ricos para dárselo a los pobres, anulando así el injusto y cavernario aprovechamiento de los recursos naturales, materializados en forma de riqueza acumulada en posesiones de ese 1% medieval, mientras el 99% moría de hambre. Nótese cómo la panda del Sr. Hood también hacían referencia a la necesidad de techo, haciendo uso de la estrategia okupa, esta vez viviendo en el bosque, el mayor de los procomunes de la época. Una historia que, por supuesto, trae de serie el empalagoso amor romántico con princesa incluida, no fuera que los okupas del bosque de Sherwood eligieran otras soluciones más efectivas ante la poco democrática monarquía, como la guillotina.
Pues con este ejemplo en nuestra memoria e inconsciente durante generaciones, se me hace un poco bola en el estómago ver cómo representantes de la política y medios, corren a estigmatizar acciones tan similares con la historia de Robin de los bosques, como las del SAT en Andalucía. Que un grupo de personas decida expropiar alimentos, libros, fincas y lo que surja, de grandes corporaciones y señoritos, para dárselo a familias sin trabajo y con multitud de necesidades básicas sin cubrir, resulta pues un ejercicio casi incomprensible. Robar es malo, nos dicen, pero emiten Robin Hood una y otra vez en la televisión desde hace décadas, casi queriéndonos decir que todo irá bien mientras no nos salgamos del terreno de la ficción, que imaginar un mundo mejor está bien, pero intentar poner remedio al sistema actual para acercarlo a la utopía roza el terrorismo. Y si no, pues nos cambian el código penal para castigar con cárcel a quien,por ejemplo, comparta la riqueza ilimitada de la cultura digital(-izada) con los demás a cambio de un par de banners y pop-ups remunerados. Sobra decir que también podrían penar con cárcel a los periódicos que se lucran con anuncios de mafias de prostitución, que hacen mucho más daño que unas pelis descargadas.
Con estos ejemplos, se ilustra claramente la manera en que la moral nos llega desde arriba, nos es dictada desde púlpitos, antes dominados por la iglesia, ahora por una multiplicación de predicadores escandalosa, todos bien acomodados en su papel de voceros del nuevo 1%, cuyo sistema parasitario del procomún, de la riqueza limitada y necesaria para la vida es expoliada bajo el amparo de leyes, ejércitos, policía, jueces, partidos políticos, medios y, su mayor instrumento, la moral.
Una moral que establece unas normas de comportamiento para vivir en comunidad debería ser el mecanismo más democrático de todos, debería ser el mayor de los procomunes, nadie, y menos quienes hacen uso de ella, criminalizando, por ejemplo, a quienes expropian alimentos para no morirse de hambre, voceros de la moral más pulcra e inamovible, mientras ocultan cuentas en paraísos fiscales y evaden incluso el ser preguntados en el Congreso de los Diputados, digo, nadie y menos estos parásitos del procomún, debiera poder vivir a sus anchas en nuestra sociedad, y menos haciendo uso de la moral para mantenerse en ella. Por ello estimo oportuno rechazar la moral vertical, impuesta desde arriba y con unos intereses muy concretos pero que solo se aplica hacia abajo, para sustituirla por otra horizontal, democrática, procomún, mutable, adaptable a los tiempos, no reaccionaria ni retrógrada, sí inclusiva y establecida mediante el debate razonable y compartido, no mediante la fuerza, la exclusión o la cárcel, y cuyo eje sea el respeto al procomún en todas sus manifestaciones, desde la vida humana, animal y vegetal, el agua, la tierra y el aire, hasta el acceso y el respeto por la cultura, la vivienda, el alimento, los cuidados, el conocimiento y la sociedad compartida, en general.
Por supuesto, este cambio no funcionará si solo se establece en el terreno de lo simbólico, ahí ya hemos ganado, y ya veis para lo que nos sirve, para que el ficticio Robin deje el bosque y se se convierta en Rey al casarse con la Princesa. Puaj.
-Olmo González-
No puedo resistirme a poner este vídeo en el Mundo de Mañana. Podría hacer las veces de Salón de Invitados, por el testimonio que supone y también por el deseo de que quizá, alguna vez, pudiera pasarse por acá su protagonista (¿imaginan?). El pasado 12 de septiembre, Bruce Springsteen actuó en Santiago de Chile. El día anterior se cumplían 40 años del golpe de Estado que mataría a Allende y a la democracia en el país latinoamericano. Lo que nadie podría esperar es que «el Jefe», demostrando el por qué de su sobrenombre, en un momento de su concierto parase para comenzar a hablar en español de su primer encuentro con familiares de los desaparecidos en Chile en el año 88. Notablemente emocionado, resaltó que llevaba ese recuerdo en su corazón y, para sorpresa de todos, afirmó que «si eres un músico político, Víctor Jara sigue siendo una gran inspiración». Tras esto, y una vez se excusó por su español, a la voz de «Víctor Jara vive», comenzó a tocar en una solemnidad mágica la histórica ‘Manifiesto’ del cantautor chileno.
Ver el vídeo e imaginarse la reacción de los asistentes al concierto pone los pelos de punta. Grande, muy grande, Bruce Springsteen. No tenía por qué hacerlo, nadie se lo hubiera reprochado. Pero en un gesto de humildad y de coherencia que le honra, la estrella del rock internacional se hizo chiquita para cantar esto:
Gracias, Bruce, de corazón. Gracias.
El testimonio con el que estrenamos el Salón de Invitados de esta nueva temporada es, cuando menos, impactante. Para nosotros supone todo un lujo y un privilegio el que la protagonista haya accedido a compartirlo con todos los lectores de el Mundo de Mañana. Ciertamente la historia que viene a continuación es excepcional, tanto por su fondo como por lo extraño de su caso. No es algo tan frecuente que toda una ciudad le dé a uno por muerto.
La persona que nos lo cuenta es Ana Garrido, una buenísima amiga personal desde hace ya tiempo. Ana, que tiene de sobra abiertas las puertas de este Salón, es una mujer revestida de una sensibilidad especial y una forma de vivir la vida llena de tranquilidad y comprensión. Emana paz. Es de esas personas transparentes que rápidamente percibimos como buena gente, de las que merece la pena tener cerca. Quizá por eso, por esa sensibilidad, esa comprensión y esa transparencia, este relato cobre más fuerza todavía. Sin enrollarme mucho más, os dejo con su historia. Quizá os haga reflexionar. A mí me lo ha hecho.
LO QUE MARCA LA DIFERENCIA
No todo el mundo tiene la posibilidad de ver qué pasa en el mundo después de haber fallecido. Me explico. El pasado martes estalló la terrible noticia que incendió las calles de Pinto como si de ríos de pólvora se tratase: la farmacéutica que trabajaba en la Avenida de España, una chica de unos 40 años, se había quitado la vida arrojándose a las vías del tren. La noticia se extendió por los numerosos corrillos y mentideros de la ciudad, tomando diferentes formas y dando lugar a versiones que diferían notablemente entre sí. Una de las versiones, dada la descripción, fue que la fallecida era yo.
Por supuesto, de las noticias de las que uno es protagonista, uno se entera el último.
Así, llevaba yo unos días «desaparecida de la faz de la tierra» cuando me enteré. Una vecina de mis padres me vio y me miró como si de una aparición se tratase. Hablamos un rato y así me enteré de que se oía por ahí que yo había muerto.
Todos los datos encajaban a ojos de los profesionales del rumor: profesión, lugar de trabajo, edad aproximada, barrio donde viven los padres. La noticia se extiende de la estación al mercado, del mercado a la frutería, y de esta a la panadería, alejándose a la vez del punto de origen y de la verdad. Me pareció ver un cierto viso de decepción en sus ojos. Ya no podría contar por ahí que conocía perfectamente a la protagonista de la noticia que medio pueblo comentaba. Acababa de privarla de su minuto de gloria.
Hay gente que cree que estoy muerta. ¿Cuál es la diferencia? A mi entender, uno sigue vivo en tanto en cuanto te recuerden los que están vivos. Si hablan de ti, si cuentan cómo eras o las cosas que hacías.
¿Hablarían de mí?. ¿Por cuánto tiempo?
Vago desesperada por las calles, buscando caras conocidas para gritarles con el gesto: «¡estoy aquí!, ¡estoy viva!».
Pero es sábado por la noche y estoy muerta. O está muerta otra persona que creen que soy yo. Noche en blanco. Y los que siguen vivos no entienden que no quiera salir.
El domingo transcurre sin mi permiso. Hay misa, hay pan. Hay restaurantes abiertos. Yo he muerto y mucha gente no lo sabe. Simplemente quedan y se cuentan qué tal les ha ido, qué planes tienen. Y la vida sigue. Sale el Sol.
Camino hacia la farmacia y desde lejos la cruz anuncia un punto de no retorno. No volveremos a ser quienes fuimos. La gente, incansable, viene, compra, compra y pregunta. O sólo pregunta. Y yo no sé nada.
Me alegra decir que, al volver al trabajo, he podido ver quien, tras enterarse de mi fallecimiento, ha venido tan pronto ha podido a comprobar con sus propios ojos llenos de sangre y angustia si la desaparecida era yo (incluso alguna persona que yo no habría imaginado), y quien nos conoce a mí y mi familia de toda la vida y, viviendo al lado de mis padres, piensa que he muerto y ni pregunta.
Y ESA ES LA DIFERENCIA.
He podido comprobar con cierta satisfacción qué ocurrirá el día que yo deje esta vida: que el mundo seguirá girando. Y eso me llena de esperanza.
-Ana Garrido-
Lo contábamos y lo denunciábamos el pasado mes de mayo. Dos fotoperiodistas, Adolfo Luján y Raúl Capín, eran detenidos en sus respectivos domicilios y encerrados durante 32 horas a causa de su actividad informativa. Ha sido uno de los atentados a la libertad de expresión más grandes que se han vivido en nuestro país en los últimos meses. En su día nos hicimos eco de la indignación que la noticia generó. Hoy el Mundo de Mañana tiene el honor de abrir las puertas de su Salón de Invitados a Adolfo Luján para charlar con él y que nos cuente su visión de los hechos. Sus palabras son toda una invitación a la movilización por la justicia y la libertad. Desde esta página queremos expresarle una vez más nuestro agradecimiento por su apertura, sinceridad y cercanía.
P. ¿Cómo has vivido todo el proceso de tu detención, el encierro…? ¿Esperabas que te fuera a pasar?
Ya intuíamos que los informadores ‘libres’ estábamos en el punto de mira de algunas instituciones que les es molesta nuestra labor y que parece quieren que haya los mínimos testigos posibles en la calle, pero lo que no nos esperábamos es la forma de actuar, la manera en que nos detuvieron, los cargos que se inventaron para hacer creíble esta detención; esperándonos con policía secreta encapuchada en la puerta de casa, y teniéndonos 32 horas privados de libertad por unos supuestos delitos en los que lo normal es enviar una notificación para presentarse en el juzgado un día concreto. De la forma de localizarnos y de detenernos se puede deducir que nos han estado investigando durante algún tiempo, ya que conocían nuestras viviendas, nuestras costumbres y horarios.
P. ¿En qué situación te deja esta detención? ¿Cuáles son los siguientes pasos judiciales? ¿Crees que vas a poder seguir haciendo tu trabajo con libertad?
Actualmente estamos a la espera de que el juzgado nos llame, por el momento lo único que hemos podido hacer es conseguir los autos para ver realmente de que delitos se nos acusa, parece que lo importante era la detención y meter el ‘miedo en el cuerpo’ a todos los informadores que no pueden controlar, ahora ya no hay prisa y el proceso será lento según nos avisan los abogados. Nosotros seguimos realizando nuestro trabajo de informar igual que siempre, incluso más reforzados tras las detenciones. No he notado un especial cambio de actitud de los agentes, las identificaciones a prensa continúan y las trabas a realizar tu labor de informar son la constante al igual que en estos últimos meses.
P. ¿Hay posibilidades de que se confirme vuestra condena? ¿Qué pasaría entonces?
Nos dicen los abogados después de haber visto el auto donde se relatan las acusaciones contra nosotros, que lo más probable es que se archive y que no llegue ni a juicio. Evidentemente no se aporta ninguna prueba de los supuestos delitos de los que se nos acusa, ya que no existen, y solo se basan en las declaraciones de algún agente de la policía que se infiltra en las manifestaciones.
P. Tras la acusación que hacen contra ti de lanzar calumnias, ¿en qué lugar queda la libertad de expresión en nuestro país?
Una de las acusaciones que me imputan es la de calumnias por hacer publicas unas fotografías de “supuesta policía” de paisano intentando detener un joven durante el 25A, estas fotografías están acompañadas por un texto en las que relato las circunstancias en que se produjeron, en las que indico los acciones que hacen estos “supuestos policías”, y digo lo de supuestos ya que no se identificaron como tal en ningún momento. El derecho de libertad de expresión ha sufrido un retroceso muy importante desde hace unos años en adelante, donde las autoridades parecen intentar controlar la información que le llega al ciudadano, por eso intentan callar las bocas que son testigos de los desmanes que se están produciendo por parte de las autoridades hacia los ciudadanos.
P. Los propios policías se autoinculpan con la denuncia que os hacen…
No creo que se autoinculpen, lo que queda ya de manifiesto y que es innegable es que están infiltrados cuando se producen los incidentes entre la gente que participa en esos incidentes, tal y como se demostró el 25S con aquel mítico “¡¡¡Que soy compañero, coño!!!” y como también se pudo comprobar el 23F y el 25A.
P. Tras la detención, ¿habéis notado el apoyo de la calle?
Sí, y es de agradecer ya que nos anima a seguir en la calle informando. Hemos recibido un gran apoyo de la gente que se manifiesta, que participa en desahucios. Hay cada vez más consciencia que el informador no es el enemigo y que es más imprescindible que nunca, ya que da fe de los desmanes que sufren por parte de las autoridades durante las reivindicaciones.
P. ¿Estáis notando respuesta ciudadana? ¿Qué haría falta para movilizar a la gente ante este y otros asuntos?
La gente esta cada vez mas concienciada con los problemas sociales, con la represión, con la perdida de derechos y la destrucción del llamado “estado del bienestar”, pero esta concienciación no termina de convertirse en un verdadero enfado y sacar a la gran mayoría a la calle a expresar su rechazo a estas políticas que están llevando a gran parte de los ciudadanos a la miseria. La verdad que es casi sorprendente que con todas las políticas de recortes y los casos de corrupción destapados recientemente la gente no salga a la calle, no se la receta para movilizar a la mayoría social pero tal vez habría que exigir a los sindicatos, partidos en la oposición y demás agentes sociales, una mayor intensidad contra estas políticas neoliberales, ya que a veces da la sensación algunos de estos grupos conviven o se benefician de estas políticas cuando deberían estar en contra.
P. ¿Os habéis sentido amenazados después de las detenciones?
La verdad es que no mucho más que antes de nuestra detención, las trabas de las autoridades a la labor de informar ya viene siendo una práctica habitual en cualquier acontecimiento donde se critique las políticas neoliberales del gobierno o se intenten defender los derechos sociales como el derecho a la vivienda, a la sanidad o a la educación.
P. ¿Cómo vives que te señalen desde determinados medios de comunicación?
Tampoco me siento personalmente señalado, ni le doy mucha importancia, lo que si me molesta es la campaña de ataque y desprestigio de ciertos periódicos que en convivencia con la policía y la Delegación de Gobierno se han prestado ha publicar informaciones facilitadas por estos segundos sin corroborarlas y dándoles una presunción de veracidad que se esta comprobando que no tienen. Tampoco es una sorpresa que hayan sido estos periódicos y no otros los que hicieran de portavoces a la campaña de desprestigio hacia los informadores que no comulgan con las actuales políticas neoliberales, ya que estos periódicos ya sabemos que muchas veces actúan como altavoces del gobierno de turno.
P. ¿Qué crees que hubiera pasado si una detención como la vuestra se hubiera dado en alguno de los países criticados por el sistema, tales como Venezuela, Ecuador o Cuba? ¿Hubiera tenido más repercusión?
La verdad es que sí, lamentablemente creo que si esto llega a pasar en alguno de estos países probablemente los principales medios de comunicación lo hubieran destacado dentro de sus noticias y les hubieran otorgado el beneficio de la duda a los informadores detenidos y no como han hecho aquí. Algunas agencias distribuyeron la noticia en la que directamente se nos negaba la presunción de inocencia.
P. ¿Está habiendo represión contra los medios de información alternativa?
Sí, sin duda, y se esta intensificando en los últimos tiempos. Basta con ver los últimos casos. Aparte del nuestro de detención y abusos hacia la prensa alternativa, tenemos los casos de las detenciones de Gorka Ramos, Juan Castromil, Ana García, Bertran Cazorla o Blasco de Avellaneda, y otra practica que últimamente parece que se esta poniendo de moda entre las fuerzas de seguridad del estado que es el borrar las fotos de las cámaras como le ocurrió recientemente a Olmo Calvo. Otra forma muy habitual también es la represión de baja intensidad, que consiste en acusar al informador de desobediencia o alguna falta leve con lo que le llega una multa de la Delegación de Gobierno. Para hacerse una idea de la represión basta con ver las cifras del año pasado con 53 periodistas heridos por agresiones policiales.
P. ¿Qué podemos hacer el resto de compañeros periodistas frente a esto?
Denunciar el acoso, las trabas que se ponen por parte de las autoridades al derecho a informar. No permanecer indiferentes ante estas agresiones ya que aunque parezca una frase hecha “hoy soy yo, pero mañana puede ser cualquiera”.
P. ¿Cómo hacer para que hechos de censura como vuestra detención no queden impunes?
Los informadores que habitualmente cubrimos las movilizaciones en la calle ya hemos tomado algunas medidas como la creación de una plataforma por la libertad de información, desde la que pretendemos denunciar el acoso y los intentos de censura que están sufriendo los informadores. Desde esta plataforma pretendemos visibilizar y dar a conocer los casos en los que se vulnera el derecho a informar y ser informados.
P. En este momento histórico que estamos viviendo ¿para qué sirve el periodismo?
El periodismo no debe perder su esencia, que a mi entender es hacer llegar una información veraz al ciudadano, no como sucede actualmente en la mayoría de grandes medios que se han convertido en portavoces de intereses económicos y/o políticos, o en simples maquinas de copia/pega de noticias sin corroborarlas. A mi juicio se debe volver a un periodismo mas de servicio a la ciudadanía, con información veraz, un periodismo social que sea capaz de ver reflejado en los medios los temas que realmente le importan y preocupan al ciudadano.
P. ¿Qué opinas del chaleco para periodistas?
Aclarar primero que lo del famoso chaleco blanco es un acuerdo al que han llegado la FAPE y ANIGP-TV con la Delegación de Gobierno de Madrid. No es que si no pertenezcas a alguna de estas asociaciones no lo puedas tener, ellas son las que ‘gestionan’ a quien le dan o no el chaleco, pero claro si perteneces a una de ellas es mucho ‘más fácil’ de conseguir y si no perteneces a ellas es bastante difícil de conseguir. Personalmente me parece un intento de la Delegación de Gobierno de controlar la información en la calle cuando hay manifestaciones/concentraciones, un intento de destacar al informador ‘amigable’, al que la policía va a poder reconocer rápidamente y poder colocar en un determinado sitio (normalmente alejado de donde ocurren las cosas noticiables), sabiendo así en qué zona pueden llevar a cabo determinadas acciones y en las que no. El chaleco también me parece que es una excusa para eliminarse ese periodismo que le es incómodo a las instituciones, el periodismo que se mezcla con los manifestantes, que trabajan desde el interior de una manifestación y no al otro lado del cordón policial como lo hacen los grandes medios y que parece que es este punto de vista el que quieren que sea el único que se muestre. Yo no soy partidario de llevar el chaleco y ni lo he solicitado, ni lo voy hacer bajo el acuerdo de FAPE/ANIGP-TV con la Delegación de Gobierno, unas asociaciones privadas no pueden ‘decidir’ quién es informador o quién no.
P. ¿Es necesario el periodismo ciudadano? ¿para qué sirve a la sociedad?
El periodismo ciudadano es una pieza fundamental para la información, y más ahora en el que la mayoría de medios convencionales están condicionados por otros intereses. El ciudadano debe estar informado a la vez que informar de los hechos que crea relevantes. Como se ha puesto de manifiesto con las últimas movilizaciones sociales en nuestro país, del periodismo ciudadano nos han llegado imágenes, vídeos e informaciones que han sido de gran relevancia para ofrecer un fiel reflejo de lo que sucede en el día a día en la calle. Dentro de este periodismo ciudadano me gustaría destacar la labor de los informadores que utilizan el “streaming”, esta novedosa forma de informar permite a cualquier ciudadano que tenga un móvil retrasmitir en director los acontecimientos. Esta inmediatez de la información sin censuras de ningún tipo permite al ciudadano estar informado de primera mano y rápidamente, incluso interactuar con el informador, algo que los medios de comunicación convencionales no pueden ofrecer.
Hablábamos hace unas semanas en nuestro Salón de Invitados de César Espinoza, misionero amenazado de muerte por acompañar a su pueblo frente a los intereses de las multinacionales mineras. Publicábamos entonces un comunicado de apoyo para multiplicar la solidaridad internacional. Hoy, continuando con la línea de reportajes que ha creado TVE sobre la realidad de Honduras, enlazamos por el interés que puede tener para los lectores de el Mundo de Mañana el segundo vídeo titulado ‘Honduras: Mártires de la tierra’. En él podremos escuchar la voz de César y de muchos otros campesinos cargados de dignidad y lucha. Todo un ejemplo y una reivindicación que merece llegar hasta nuestras costas y hasta nuestros oídos. Como decíamos en la anterior ocasión, el mero hecho de visualizar y compartir este mensaje y estos rostros puede ayudar a salvar vidas. Espero que lo disfruten. No deja indiferente.
Me permito en esta ocasión hacer una excepción con respecto al estilo de esta sección debido principalmente a dos motivos: la urgencia de los contenidos y el hecho de que, en sí mismos, estos hablan directamente al lector. Quizá también por las ganas que tengo de que, de un modo u otro, estén presentes en mi salón los protagonistas de los materiales que expongo, no lo niego. Hoy traigo a el Mundo de Mañana ni más ni menos que a mi Honduras, la que conocí y viví, la que me ayudó a ser más yo de lo que ya era, la imborrable. Llega a este salón de dos maneras muy especiales y muy distintas.
La primera de todas es a través del vídeo que os enlazo aquí mismo. Lo emitieron este domingo pasado en televisión y es el primer capítulo de un reportaje acerca de los trabajos de los claretianos y de la ONGD Fundación Proclade en el país centroamericano. Como muchos saben ya, Proclade fue la organización que me llevó a Honduras, la que me dio tarea, la que se fió de mi trabajo y la que, a fin de cuentas, me mimó todo el tiempo que estuve por allá. Una organización que lleva años transformando esta y muchas otras realidades acompañando a los pueblos con los que trabaja en sus procesos. Semilla de esperanza plantada con manos del Sur y del Norte. El vídeo en sí que enlazo habla, a lo largo de media hora, del barrio en el que viví durante todo mi año 2010, la Rivera Hernández. Para mi sorpresa (y emoción), salen testimonios de muchos de mis mejores amigos (no digo «mis mejores amigos de allá», digo «mis mejores amigos»). Está francamente bien hecho, refleja muy bien la realidad cotidiana de este lugar tan peculiar del planeta, y, aunque tengo que reconocer que, puestos a pedir, eché de menos ver a determinadas personas, lo cierto es que el domingo según lo disfrutaba en casa lloré como un enano con la emoción en la piel y la recurrente duda de qué estoy haciendo que no me voy ya mismo para allá. ¡Sale hasta mi cocina, joé! Es por esto, y por seguir difundiendo esta realidad de lucha y esperanza, por lo que lo comparto con vosotros. ¡No dejéis de verlo!
El segundo documento, que copio y pego debajo de estas líneas, habla también de la otra cara de Honduras, la que sigue sabiendo a injusticia, impunidad y lucha. Es el comunicado que los claretianos de Centroamérica han emitido en defensa de César Espinoza, una de las mejores personas y de las más íntegras que he conocido en toda mi vida y misionero claretiano. Lleva años defendiendo desde su parroquia a las comunidades campesinas de Atlántida de los grandes terratenientes y de los intereses de la megaminería que quieren arrasar con todo. Es una lucha que está costando demasiadas vidas ya en el bando humilde, a manos de sicarios y de la propia policía de Honduras. Ahora le ha tocado a mi gran amigo César el turno de las amenazas de muerte. La última le llegó hace poco más de una semana y ahora, en justicia, replicamos en el Mundo de Mañana este comunicado para demostrarle nuestro apoyo infinito y mover la solidaridad internacional hacia su persona, su lucha y la de todos los campesinos y campesinas que se dejan la vida en su empeño de justicia, libertad y fraternidad. Quiero invitar personalmente a César a que se pase por este Salón de Invitados para contarnos su vivencia y su experiencia. Mientras tanto, no dejen de mover esta información de denuncia que, en este caso, puede ayudar a salvar vidas.
Ante las amenazas de muerte al P. César Espinoza, cmf
La Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (Misioneros Claretianos), frente a las amenazas de muerte de las que es objeto el P. César Espinoza, CMF., y dirigentes de las comunidades del sector La Florida en el Departamento de Atlántida, que se oponen a la implementación de un proyecto de explotación y extracción minero en la región, manifestamos lo siguiente ante la opinión pública nacional e internacional:
PRIMERO: Denunciamos que el día 28 de enero del año 2013, el P. César Espinoza, CMF y las hermanas religiosas Mensajeras de la Inmaculada, recibieron amenazas de muerte por «supuestos trabajadores mineros» a través de mensajes de textos enviados al teléfono celular del sacerdote en mención. En esta última semana, el P. César, ha estado recibiendo advertencias de no ingresar a la región del sector Florida por parte de su feligresía ya que hombres armados han manifestado que atentarán contra su vida. Estos ataques y amenazas han repercutido en su labor pastoral y evangelizadora en la zona.
SEGUNDO: Tales amenazas hacen relación a su tarea de acompañamiento a las comunidades que se oponen a la explotación minera en su región. Comunidades que están viviendo el acoso, amenazas y situaciones de riesgo, desde hace más de 10 años por su determinación firme en contra de la explotación minera a cielo abierto. De igual manera, han sido comunidades en donde se le ha robado la capacidad de decisión, puesto que no han sido consultadas con respecto a estos proyectos de explotación y extracción minera en la zona. Por tanto, las instituciones del estado, junto a las autoridades locales y empresariales han obviado la opinión de las comunidades, manejándose en la esfera del secretismo y a conveniencia de los empresarios.
TERCERO: Esto queda evidenciado a través de amenazas, persecuciones, intimidaciones con armas de fuego, cierre de escuela debido a la inseguridad en la región, acusaciones y señalamientos por parte de la policía y el empresario minero, al Padre César, al equipo misionero, y a los dirigentes de las comunidades. Estas situaciones de violación de los Derechos Humanos, pueden ser sustentadas a través del testimonio de cada uno de los afectados y a través de las denuncias formales que se han interpuesto en las respectivas instancias de justicia del municipio y del departamento de Atlántida.
CUARTO: Repudiamos el clima de desasosiego que impera en las comunidades propiciado por elementos armados a sueldo que atemorizan y hostigan a quienes se oponen al nefasto proyecto, así como la participación de la Policía Nacional en la represión y persecución emprendida contra los dirigentes de las comunidades campesinas que se organizan para rechazar este proyecto minero.
QUINTO: Ratificamos que la relación del P. César Espinoza con las comunidades del sector Florida se enmarcan en el Evangelio de Jesús, la Doctrina Social de la Iglesia, el Magisterio de la Iglesia Latinoamericano y las directrices de nuestra Congregación Religiosa. La actuación del P. César, se enmarca dentro del compromiso cristiano y como pastor de las comunidades que se le ha encomendado, frente a situaciones que requieren el acompañamiento cristiano y humanitario de misioneros como él, ante evidentes violaciones contra los derechos humanos de las personas y de las comunidades. Afirmamos que su praxis pastoral se enmarca en la praxis pastoral de Jesús que anunció el Reino de Dios: reino de vida, fraternidad e igualdad para todos. Y en las palabras de Jesús que nos dice: «Yo he venido al mundo para que tengan vida en abundancia» (Jn 10,10). Por lo tanto, como Congregación Religiosa establecida por más de 40 años en Honduras, y de manera particular, en el Departamento de Atlántida, nos solidarizamos, apoyamos y respaldamos el trabajo misionero que realiza el Padre César Espinoza, CMF., en esa región.SEXTO: Advertimos que las amenazas contra el P. César no se refieren a él sólo. Los Misioneros Claretianos de Centroamérica denunciamos que, las comunidades del sector Florida están siendo amedrentadas y atemorizadas por hombres fuertemente armados contratados por el empresario minero. Rechazamos todo tipo de amenazas contra los líderes comunitarios.
SÉPTIMO: Responsabilizamos al empresario Lenir Pérez, a las fuerzas de seguridad del Estado y a las autoridades locales, de cualquier atentado contra la vida e integridad física del P. César Espinoza y de los miembros de las comunidades que en su legítimo derecho se oponen a la actividad minera en su región. Deploramos la soberbia de este empresario que afirma que expulsará del país al P. César Espinoza por el hecho de ser extranjero y sentir que su trabajo pastoral atenta contra sus intereses económicos.
OCTAVO: Exigimos a las autoridades nacionales la realización de una investigación diligente y efectiva sobre los hechos denunciados y hacemos un llamado urgente a los organismos nacionales e internacionales de Derechos Humanos para que le den seguimiento a este caso, de manera que sus delitos no queden impunes y sean sancionados ejemplarmente conforme a la ley.
NOVENO: Demandamos al Gobierno Nacional promueva la apertura de las instancias de diálogo, y que exija a las autoridades municipales mayor transparencia en sus actuaciones públicas, anteponiendo los intereses del pueblo por encima de los intereses corporativos de las organizaciones, sectores y comunidades que se oponen a la minería.
DÉCIMO: Exhortamos a las autoridades civiles a cumplir con su deber de someter a consulta e informar a la ciudadanía de los proyectos que puedan impactar a las comunidades y cuyas consecuencias podrían originar daños irreparables al medio ambiente.
DÉCIMO PRIMERO: Hacemos nuestras y constatamos las palabras expuestas durante la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Aparecida, Brasil (30 de mayo de 2007): «En las decisiones sobre riqueza de la biodiversidad y de la naturaleza, las poblaciones tradicionales han sido prácticamente excluidas». En tal sentido expresamos nuestra preocupación ante la radicalización y exacerbación del conflicto minero, que tiende a criminalizar la protesta como mecanismo coercitivo para silenciar la voluntad de la población que se opone a la apertura de yacimientos mineros, en los territorios que han ocupado tradicionalmente.
DÉCIMO SEGUNDO: Consideramos importante implementar cuanto ante mecanismos de consulta entre las partes involucradas, en donde corresponderá al Estado mediar a través de sus instituciones y garantizar la paz social y la justicia.
Dado en el Municipio de Tela, departamento de Atlántida, a los 10 días del mes de junio del año dos mil trece.
-PROVINCIA DE MISIONEROS CLARETIANOS DE CENTROAMERICA-
Hoy es uno de esos días especiales para el Mundo de Mañana. El invitado que esta mañana llega a nuestras páginas es de los que aumenta indeciblemente el tono periodístico de lo que aquí se cuenta. Se trata de Gustavo Cardoza, periodista hondureño por los Derechos Humanos y compañero de Radio Progreso, el medio resistente que me permitió trabajar a su lado durante mi estancia al otro lado del charco. Viene de la mano de Karla Rivas, redactora jefe del mismo medio, gran periodista y buena amiga a la que en el futuro podremos leer también por aquí. No se va a escapar, no.
La vocación periodística de Cardoza por los Derechos Humanos y la paz es indiscutible. Ha destacado por sus reportes durante el golpe de Estado que sufrió el país centroamericano en 2009 de la mano de Roberto Micheletti siendo una de las voces que más ayudaron a que internacionalmente se conociera lo que estaba pasando a lo largo del estado de sitio. En este enlace de podcast, que pone los pelos de punta, se puede escuchar en directo su detención a manos de la policía hondureña el 14 de agosto de 2009 mientras se encontraba cubriendo las represiones militares a una manifestación de la resistencia. Sin embargo, en esta ocasión, viene a hablarnos de lo que sin duda ha sido la noticia más importante de los últimos tiempos en Honduras: la tregua de maras. Tenemos el privilegio de contar con la voz de alguien que estuvo presente en el presidio de San Pedro Sula esa mañana y que, en palabras de Karla Rivas, «vio, tocó, olió y vivió todo el proceso del día de la tregua. Él cuenta de una manera muy humana este evento importantísimo para quienes aspiramos y trabajamos en procesos para contruir la paz.»
Sin más dilación, damos paso las palabras de Gustavo Cardoza. Orgullo, como digo, para el Mundo de Mañana.
Paz y perdón, gritos de una sociedad herida
Un día soleado en la norteña ciudad de San Pedro Sula. El reloj marcaba las 9:00 de la mañana. A partir de allí incrementaba la expectativa de oír en voz de los líderes de las dos organizaciones que en la última década han mantenido a la población atemorizada, la tregua que se había anunciado.
Un nutrido grupo de periodistas, comunicadores, camarógrafos y reporteros se dieron cita en la entrada del centro penal Sampedrano. Hoy era escenario de una declaración pública, de un pacto. Ese mismo escenario fue testigo, en el 2004, un 17 de mayo; de otra situación protagonizada por los pandilleros. En esa ocasión los pandilleros pidieron que se les escuchara con gritos de desesperación. 107 privados de libertad fueron víctimas mortales de un incendio.
La zona muerta fue el pasillo que nos condujo hacia el recinto de la MS-13. Los custodios abrieron el portón de entrada al lugar donde permanecen los integrantes de ésta organización. La primera imagen fue un grupo de jóvenes trabajando la carpintería, bajo una galera, los ruidos de las máquinas y el olor a pintura. En el patio camas, mesas y sillas, secándose a pleno sol.
No transcurrieron muchos minutos cuando aparecieron, bajo la sombra de un árbol, los líderes de la MS-13 que se apostaron para dar las primeras palabras. Los medios de comunicación ansiosos, se ubican las cámaras, los micrófonos. Un integrante de la MS, cruza sus brazos frente a todos los periodistas:
“Gracias por transmitirle a la sociedad lo que nosotros queremos demostrarles… Ante Dios pedirle perdón por todo, pedirle también perdón a la sociedad si en algún momento hicimos daño, pedirles perdón a nuestras autoridades…” los líderes de la MS fueron claros en su discurso y los periodistas seguíamos anotando y grabando.
“Nosotros lo que queremos es trabajar…nosotros lo que queremos es paz con Dios, paz con la sociedad y con nuestras autoridades”.
En Honduras cerca de dos millones de personas en edad productiva, están sin empleo. En ese sentido los integrantes de la MS-13 se hacen eco de una demanda fundamental de la población hondureña. Esa es otra de las promesas incumplidas de Porfirio Lobo Sosa.
Poco tiempo después, cuando el reloj marcaba las 10 de la mañana pasadas; nos trasladamos a la zona de la pandilla contraria; “la 18”. Al entrar, una pared pintada de azul y en unas letras grandísimas se leía: “Eighteen”. Una enorme serpiente plasmada en los muros en azul que resguardan a los integrantes de ésta organización.
Monseñor Rómulo Emiliani, Obispo auxiliar de la Diócesis de San Pedro Sula, y Adam Blackwell, secretario de Seguridad Multidimensional de la Organización de Estados Americanos (OEA), han sido las dos figuras presentes e intermediarios en éste primer paso.
“…éste es un día histórico también, porque implica un acercamiento de las pandillas, con la sociedad hondureña y con el Estado hondureño…”, dijo Monseñor Emiliani, en quién los miembros de ambas organizaciones depositan mucha confianza.
La pandilla 18, a través de sus líderes, también pronunciaron un discurso muy coincidente con la otra organización: “Venimos aquí en son de paz, queremos pedirle un perdón a toda la sociedad y la verdad de las cosas que queremos un cese al fuego…”
Se insiste por parte de ambas agrupaciones, en que se les escuche, que haya un diálogo serio y responsable: “Ha habido gobiernos anteriores que no nos han querido escuchar y aquí estamos, somos parte de la sociedad también y queremos que nos escuchen. Y necesitamos fuentes de empleo para nuestros hijos el día de mañana”.
Para Carlos Pineda, sociólogo y catedrático universitario, el papel del Estado en la resolución de conflictos en la sociedad es ineficiente.
“El Estado no tiene capacidad para poder lograr este tipo de acuerdos con grupos delictivos o pandilleriles”
Ante el clamor de la población por encontrar un respiro al clima de inseguridad, no deben existir aires de triunfalismo; más bien, entender éste compromiso de ambas organizaciones como un primer paso, pero hay que recibirlo con mucha precaución, sostiene Pineda.
“Hay que valorar el esfuerzo que se está haciendo…hay que darle el beneficio de la duda a los dos grupos pandilleros… por otro lado hay que ver que las pandillas tienen una forma de operar muy estricta, ellos tienen códigos de comunicación, códigos de comportamientos, de respeto a las reglas internas y esperemos que ese sea un factor beneficioso”
Por su parte Casa Alianza Honduras, con sede en Tegucigalpa, sostiene que el Estado debe tener mayor involucramiento en crear las condiciones para la juventud. José Guadalupe Ruela, director de ésta institución afirma que deben abrirse oportunidades reales para la inserción de la juventud.
“Mientras el Estado no abra oportunidades reales de integración y de participación a las jóvenes y los jóvenes; en economía, en la política, en la cultura, en la educación y en la salud pocos serán los resultados que se podrán alcanzar”.
Mientras los expertos y entendidos en temas sociales, los gobernantes, medios de comunicación crean opiniones y generan debate, los pandilleros siguen esperando ser escuchados.
Estar dentro de los muros del centro penal de San Pedro Sula, no es cosa fácil. Un informe del Comisionado Nacional de Derechos Humanos titulado “Panorama nacional de los centros penales a 2010”, explica que para alimentar a un privado de libertad, se tienen presupuestados once lempiras al día, es decir 0.58 centavos de dólar diarios por persona. Las condiciones higiénicas, la atención médica es casi ausente.
Actualmente la población en los 24 centros penitenciarios suma alrededor de unos 12,000 internos y su capacidad es de 9,000. Tiene una sobrepoblación de 3,000 aproximadamente, según el titular de la secretaria del Interior y Población, Áfrico Madrid.
Entre bullas, miradas entrecruzadas y haciendo las últimas anotaciones y entrevistas, todos los medios salieron hacia sus respectivas oficinas. El sol casi estaba en su zénit. El calor sofocante, las salidas de los recintos de ambas organizaciones. Ahora había que contarlo a la población, sería ese día y los siguientes el tema de conversación, en glorietas, en el trabajo, en el puesto de baleadas, en el barrio, en las colonias.
Ahora, quienes están afuera de los muros, son los que tienen la responsabilidad de generar debate, de dialogar, de escuchar a todos los sectores involucrados: gobierno, ciudadanía, empresa privada, movimientos sociales, políticos, medios de comunicación, iglesias, ongs, etc.
Si los miembros de la MS-13 y la Pandilla 18 han tenido la iniciativa de dar un primer paso. ¿No deberían pedir perdón otros sectores que también han hecho daños a la población hondureña?, ¿Porqué esos otros sectores, que también han abierto heridas a Honduras, no dan el primer paso para un diálogo real?; ¿acaso no son los políticos que nos han gobernado por décadas los responsables de encerrarnos entre los muros de corrupción e impunidad?
“Yo alucino que un hijo mío llegue a ser doctor, diputado, o quien quita que sea un camarógrafo…”, “…Que nuestras manos hagan obras buenas, positivas” “ésta onda como les digo, es una semilla que se está sembrando y se espera que sea un árbol de buen fruto…” esas palabras de un pandillero, resuenan más que la bulla de quienes han gobernado a Honduras por décadas.
Hay heridas abiertas, que están palpitando y reclamando por justicia que restaure a las víctimas. Hay mucho camino por recorrer, hay una necesidad de reencuentro en la sociedad para escribir una nueva historia.
-Gustavo Cardoza-